De pulseras y demás complementos

Hace ya varias semanas mamá llegó a casa muy ilusionada, me había comprado algo. Según le explicó a papá, ya tenía yo “la suficiente  edad para comenzar a  desarrollar la causa- efecto” (vaya cosas raras se dicen los mayores, no???). Yo no entendí nada pero de repente mamá me colocó una cinta de colores en la mano y otra en el pie. ¿Qué es esto? Me pregunté yo.

Me quedé quieta durante un buen rato, esas cintitas no hacían nada ni decían nada y mamá no hacía más que mirarme.  Vaya juguete más aburrido que me ha traído mamá, prefiero la cajita con música que me llevó papá al hospital cuando nací, eso sí que es divertido!!  Y mientras pensaba en eso y me movía en mi cuna de repente oí unos ruiditos de lo más graciosos. ¿Qué son esos ruidos, de dónde vienen? ¿Por qué se han callado de repente?

Me volví a quedar quieta a ver si conseguía saber qué eran esos sonidos y nada, silencio total. “Quién sabe, quizá ha sido la caja de colores” pensé y justo cuando comenzaba ya a olvidarme y volvía a jugar con mis manitas y mis pies volví a oír los ruiditos. Al segundo mamá asomó por mi cunita y me explicó que los bebés de mi edad aún no entendemos bien que manos y pies son parte de nuestro cuerpo, así que cuando accidentalmente entran en nuestro campo de visión, nos quedamos fascinados. Por eso  se recomienda a los papás que nos compren patucos y manoplas con cascabeles o pulseritas sonajero ya que los bebés como yo nos sentimos  atraídos por el ruidito que hacen al mover nuestro brazo o patalear y así comenzamos a aprender ya la lección sobre la causa-efecto.

La verdad es que yo no entiendo mucho de eso, solo sé que me encanta mover mis manitas para así poder escuchar el sonajero!!

Besitos y arrumacos.

Martina